Madera de Zapatero,retrato de un presidente (RBA Editores).

"Tengo que ser claro .Y en la medida en que he ido evolucionando y madurando, creo que la religión mas auténtica es el hombre.Es el ser humano y no Dios el que merece adoración".

Después de esto no nos queda la menor duda. Educación para la Ciudadanía NO.

Benedicto XVI . Spe Salvi ( salvados en la esperanza )

"la situación de las realidades humanas depende en cada generación de la libre decisión de los hombres que pertenecen a ellas"

lunes, 3 de diciembre de 2007

Vidas al desagüe. Ideas que pueden herir su sensibilidad, se ruega mirar hacia otro lado.



El artículo es de Juan Manuel de Prada y fue publicado en ABC, un toque de atención para los que preferimos no very vivir en la comodidad del ignorante.

Vidas al desagüe

FORZABAN los partos inyectando a las embarazadas sustancias químicas que provocaban fortísimas contracciones en el útero; a los fetos de siete u ocho meses, les inyectaban calmantes para evitar que pataleasen y luego, apenas asomaban la cabeza, los decapitaban, o les introducían un catéter por la región occipital que les succionaba el cerebro. Para desprenderse de sus cadáveres, los introducían en una máquina trituradora que los reducía a papilla orgánica y los arrojaban al desagüe. La truculencia de los métodos empleados en esos mataderos barceloneses que, misteriosamente, la prensa insiste en llamar «clínicas» ha servido para que, siquiera durante unas horas o días, la opinión pública se estremezca de horror. Por supuesto, se trata de un estremecimiento hipócrita, el repeluzno momentáneo del monstruo que no soporta contemplar su monstruosidad reflejada en un espejo; pero basta dar la espalda al espejo para que el monstruo pueda seguir viviendo plácidamente. En apenas unos días, nuestra memoria selectiva habrá borrado la reminiscencia de tanto horror; y se seguirá abortando a mansalva, con idénticos o parecidos métodos, ante la indiferencia de los monstruos.
A las tropas americanas y británicas que, en su avance hacia Berlín, iban liberando los campos de concentración donde se hacinaban espectros de hombres no les espantaba tanto el espectáculo dantesco que se desplegaba ante sus ojos como la pretendida ignorancia de los lugareños vecinos, que habían visto llegar trenes abarrotados de presos al apeadero de su pueblo, que habían visto humear las chimeneas de los hornos crematorios, que habían visto descender la ceniza de los cuerpos sobre sus tierras de labranza y, sin embargo, habían fingido no enterarse de lo que estaba sucediendo ante sus narices. Con esta nueva forma de holocausto que es el aborto ocurre lo mismo: mucho más horrendo que el crimen de esos matarifes que trituran fetos de siete u ocho meses y arrojan sus restos al desagüe es la connivencia silenciosa de una sociedad que vuelve la espalda ante tanta bestialidad, que ya no dispone de resortes morales para sublevarse contra semejante forma de muerte industrial, que finge que no le incumbe, que incluso formula justificaciones rocambolescas que la amparen. Y que, en el colmo de la vileza, urde simulacros compasivos que traigan placidez a su existencia de monstruos: quienes se encogen de hombros ante esta nueva forma de muerte industrial suelen ser los mismos que se erigen en paladines de los derechos de los animales, los mismos que se muestran atribulados ante las consecuencias del cambio climático, los mismos que se rasgan las vestiduras cuando se enteran de que en Guantánamo se dispensa a los reclusos un trato vejatorio.
Escribíamos el otro día que nuestra época había dejado de ser humana. Tal vez este proceso de deshumanización no sea irreversible; tal vez las generaciones que nos sucedan vuelvan a contemplarse en un espejo y reúnan el valor suficiente para renegar del monstruo que les hemos cedido en herencia. Tal vez esas generaciones futuras quieran saber cómo eran sus antepasados; y entonces se desplegará ante sus ojos el espectáculo dantesco del aborto, los millones de vidas que fueron trituradas y arrojadas al desagüe cuando ni siquiera podían defenderse. Pero no les espantará tanto ese cómputo innumerable como la impiedad de aquellos antepasados que consintieron tanta bestialidad. Y todavía les espantará más saber que aquellos mismos hombres que habían renegado de su humanidad maquinaron coartadas que les permitieran sobrellevar una vida plácida mientras la trituradora se atoraba, incapaz de deglutir tanta vida reducida a papilla. Les espantará hasta la náusea saber que mientras las trituradoras de la muerte industrial trabajaban a destajo sus antepasados lloriqueaban farisaicamente recordando a las víctimas de tal o cual guerra pretérita, organizaban telemaratones solidarios, participaban muy orgullosamente en manifestaciones contra el cambio climático: simulacros de fingida humanidad en una época que había dejado de ser humana.
A esas generaciones futuras sólo les restará un consuelo: saber que, mientras sus antepasados renegaban de su condición humana, había un Dios que abrazaba amorosamente tanta vida arrojada al desagüe.
http://www.juanmanueldeprada.com/



Pero ademas emopieza la contra ofesniva proaborto en muchos medios de comunicación



Para que la contraofensiva no prospere y no tapone la brecha es necesario continuar la acción, pero bajo criterios de rigor y eficacia.
En este sentido, la búsqueda de información, datos, textos, personas, hechos, que ahora están aflorando con una relativa mayor facilidad, pueden contribuir de una forma decisiva no sólo en el caso de Morín sino en la ampliación de la actuación a muchas otras clínicas abortistas.
En este sentido, E-Cristians ha habilitado un centro de recogida de información en secretaria@e-cristians.net. Todo dato, toda información es una contribución al éxito.



Animo chicos . ¿ Y tú que haces?

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Aviso a todos. Hay un número superior a las estrellas del cielo en esto de ser buenos padres y hacer excelentes familias. Se ruega no ser tacaños y darnos a los demas la oportunidad de conocer todos esos trucos que funcionan.